EL PERSONAJE: Actuar con dignidad es algo muy fácil de decir, pero la verdadera dignidad acostumbra a salir muy cara. Sabía muy bien el diplomático portugués lo que estaba haciendo cuando ayudaba a los refugiados judíos facilitándoles miles de visados: desobedecer a Salazar. Y eso era peligroso.
Hombre rico, de 55 años de edad, católico y con una vida cómoda, se encontraba como cónsul de Portugal en Burdeos en septiembre de 1940. En ese momento decidió:
"Hacer lo que es justo"
Sus buenas acciones fueron premiadas con el cese de su carrera diplomática, no poder encontrar trabajo, no ser saludado por lo vecinos, tener que malvender sus propiedades, perder incluso el carnet de conducir, ver cómo sus hijos debían emigrar, tener que comer de la beneficencia y, finalmente derrotado, morir en un Hospital de los Franciscanos para pobres en Lisboa. Eso cuesta la verdadera dignidad.
En el Museo del Holocausto (Jerusalén) figura en la lista de LOS JUSTOS ENTRE LAS NACIONES. Increíblemente, no fue rehabilitado en Portugal hasta 1987, siendo condecorado con la ORDEN DE LA LIBERTAD, y pidiendo disculpas a la familia. En 1998 le fue concedida la CRUZ DEL MÉRITO por su actuación en Burdeos. Ya iba siendo hora ¿no? Y el Nobel de la Paz ¿no lo merecía un hombre que salvó 38.000 vidas?
BIOGRAFÍA: Arístides de Sousa Mendes do Amaral e Abranches nació en Cabanas de Viriato el 19 de julio de 1885. Estudió Derecho en la Universidad de Coimbra, licenciándose en 1907. Tres años más tarde se casó con Angélica con quien tuvo 14 hijos.
La carrera diplomática de Arístides transcurrió por diversos destinos diplomáticos: Zanzíbar, Brasil, Estados Unidos y, entre 1929 y 1938, actuó como cónsul en Amberes consolidándose como un estupendo diplomático.
Cuando se produjo la invasión alemana de Francia (mayo de 1940) y estando él como Cónsul de Burdeos, el dictador portugués ordenó mediante la Circular 14:
"No conceder visados a extranjeros de nacionalidad indefinida, contestada o en litigio; los apátridas, los judíos expulsados de su país de origen o del país del cual sean ciudadanos"
Sousa Mendes hizo caso omiso de esa orden puesto que:
"Nuestra Constitución establece que ni la religión, ni las creencias políticas pueden ser usadas para rechazar la permanencia en Portugal"
Expidió miles de visados a refugiados judíos, incluso después de haber sido cesado. Y siguió firmando por la carretera, camino de Hendaya.
Milagrosamente los refugiados consiguieron llegar a Portugal (se estima la cifra en 38.000 personas) y Arístides tuvo que enfrentarse a las consecuencias de su desobediencia.
Su figura no fue rehabilitada después de la II Guerra Mundial y él tuvo que asumir la muerte de su esposa en 1948. Finalmente no pudo más y murió sólo, el 3 de abril de 1954, en el Hospital para pobres que tenían los franciscanos en Lisboa, en un estado de pobreza tan grande que tuvo que ser enterrado con una túnica franciscana.
Foto nº 1: Cortesía esramagazinecom, Fotos nº 3, 4 y 5: Dominio público (Wikimedia Commons)
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