
Debe estar en buena forma física, pudiendo correr, saltar, escalar, llevar equipo pesado, soportar cambios de temperatura, poder permanecer inmóvil indefinidamente, controlar su respiración, así como tener un pulso y una vista excepcionales.
Debe ser capaz de calcular la distancia, la elevación, el viento y disponer de un fusil bien calibrado.
Iván Sidorenko, el tercer mejor francotirador del Ejército Rojo (por detrás de Mikhail Surkov y Vasily Shalvovich) durante la II Guerra Mundial, con 500 enemigos abatidos confirmados, era un maestro en esta técnica y su lema:
"Un disparo, un muerto"

De origen campesino, consiguió ser admitido en la Escuela Superior de Arte de Penza (Distrito Federal del Volga), en 1938. Al año siguiente fue requerido por el Ejército Rojo, ingresando en la Escuela Militar de Simferopol (Crimea, Ucrania), graduándose en 1941 con el grado de teniente.
En noviembre de ese año su unidad, una compañía de morteros, fue trasladada con urgencia a los alrededores de Moscú para participar en su defensa.


Sus hazañas fueron ampliamente difundidas por la propaganda soviética, siéndole concedido al capitán Sidorenko el 4 de junio de 1944 el título de Héroe de la Unión Soviética.
Después de una larga recuperación ya en la posguerra fue desmovilizado del Ejército con el grado de Mayor.
Trabajó en la industria minera como capataz en Cheliabinsk y, a partir de 1974 se estableció en Kizlyar (Daguestán). Iván Sidorenko murió el 19 de febrero de 1994.
Fotos: Dominio público (Wikimedia Commons)
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