¿Cómo se explica que un oficial con amigos y familiares entre los sublevados, católico y anticomunista no secundara el "Alzamiento"? Pues se explica gracias a una palabra que se llama "Lealtad".
Vicente Rojo era un hombre de principios, honrado y decente que quiso cumplir el juramento de fidelidad que había hecho a la República. No le faltaron oportunidades de cambiar de bando, pero no lo hizo jamás.
Por contra, ocultó en su casa a mujeres, familiares de militares sublevados, en un gesto de humanidad.
Nunca estuvo de acuerdo con la "Casta Militar Africanista" formada a raíz de la intervención española en Marruecos y a la que culpaba del fallido Golpe de Estado que condujo a la Guerra Civil. Estratega de primera línea, siempre fue mucho más brillante que Franco, a quien siempre sorprendía, aunque la victoria final estaba condicionada por la falta de medios.BIOGRAFÍA: Vicente Rojo Lluch nació en Fuente la Higuera (Valencia) en 1894. Su padre, militar veterano de Cuba murió antes de que naciera y su madre, poco después. Así que creció en un orfanato militar. En 1911 fue admitido en la Academia de Infantería de Toledo de donde salió en 1914 con el grado de subteniente y con el nº 4 de su promoción.
Sus primeros destinos fueron Barcelona, los Regulares de Ceuta, Barcelona y la Seu d'Urgell. Con el grado de capitán, retornó a la Academia de Infantería de Toledo, especializándose en enseñanza (táctica, armamento y tiro) y doctrina militar. Destaca su participación en la COLECCIÓN BIBLIOGRÁFICA MILITAR que tuvo gran éxito. En 1932 ingresó en la Escuela Superior de Guerra para realizar el curso de Estado Mayor.
Con el grado de comandante, fue uno de los pocos militares profesionales que se mantuvieron leales al gobierno de la República, intentando colaborar en la reorganización de las tropas fieles al gobierno constitucional.
Fue ascendido de nuevo en octubre de 1936 a teniente coronel y nombrado Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa, bajo las órdenes del general Miaja, jefe de la Junta de Defensa de Madrid. Rojo se distinguió en los planes para salvar la ciudad, ganando con ello un gran prestigio.
Actuando como Jefe del Estado Mayor del Ejército del Centro planificó brillantemente las batallas del Jarama (6-27 de febrero de 1937); de Guadalajara (8-22 de marzo de 1937) que supuso una gran derrota italiana; de Brunete (5-15 de julio de 1937); de Belchite (24 de agosto-7 de septiembre de 1937) y la toma de Teruel (15-21 de diciembre de 1937), ya como general.
Vicente Rojo planeó y dirigió el Plan para la Batalla del Ebro, un plan de tal calidad que llegó a ser estudiado en las academias militares de la Unión Soviética.
La medianoche del 25 de julio de 1938, cruzaron el río 6 divisiones de los cuerpos V y XV del Ejército del Ebro, cogiendo al enemigo por sorpresa. Falto de apoyo aéreo y de suficientes reservas, esta batalla de desgaste se convirtió finalmente en otra victoria de las tropas del general Yagüe (16 de noviembre de 1938).
Tras la pérdida de Cataluña cruzó la frontera francesa en febrero de 1939. Durante su exilio estuvo en Buenos aires, y más tarde en Bolivia, donde aceptó una cátedra de "Historia Militar y Arte de la Guerra" que le ofreció el Gobierno (1943-45). En febrero de 1957, gracias a gestiones de "afectos" al Régimen y a su delicada salud, fue autorizado a regresar a España, aunque al poco tiempo fue detenido. El 16 de julio de ese mismo año, el Juzgado Especial para Delitos de Espionaje y Comunismo le condenó a cadena perpetua. Fue indultado en 1958, aunque inhabilitado.
Vicente Rojo murió el 15 de julio de 1966, dejando escritos varios libros: "Alerta los Pueblos" (1939), "¡España Heroica!" (1961) y "Así fue la Defensa de Madrid" (1967).
Fotos: Dominio público (Wikimedia Commons)
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