EL PERSONAJE: Francesc Boix fue un catalán que se tuvo que exiliar tras el fin de la Guerra Civil Española huyendo de la represión de los fascistas de Franco. Tras caer prisionero de los alemanes, acabó en el campo de concentración de Mauthausen donde, gracias a sus conocimientos en fotografía, acabaría convirtiéndose en un héroe conocido como "el fotógrafo de Mauthausen".
Mauthausen-Gusen fue un grupo de campos de concentración situados cerca de la localidad de Mauthausen, a 20 kilómetros de Linz (Austria). Se componía de cuatro campos principales en Mauthausen y Gusen y más de 50 subcampos en los que había fábricas de munición y armamento, minas y plantas de ensamblaje del caza a reacción Me 262.
A principios de 1945 había alrededor de 85.000 prisioneros-esclavos en los campos. El altísimo número de víctimas se calcula en hasta 320.000 debido a que, a pesar de ser campo de trabajo, también era de "grado III" para "enemigos políticos incorregibles del Reich" donde se exterminaba a la "intelligentsia", formada por los intelectuales y la gente de las clases sociales altas de países ocupados por Alemania entre 1939 y 1945.
De los alrededor de 7.000 españoles exiliados republicanos que pasaron por Mauthausen, murieron unos 4.000. Los que lograron sobrevivir fue porque se convirtieron en mano de obra útil especializada: albañiles, peluqueros, intérpretes o fotógrafos, como es el caso de Francesc Boix. Éste, había sido capturado por los nazis en Francia en la primavera de 1940 y fue el preso nº 5185. Consiguió ser destinado al laboratorio fotográfico del campo donde se confeccionaban las fichas de los prisioneros.
Boix se dedicó a fotografiar tanto como pudo la vida en el campo de concentración y, con algunos colaboradores españoles logró esconder alrededor de 2.000 negativos que se convertirían en pruebas que se utilizaron para condenar a altos cargos nazis en los juicios de Núremberg (1946), donde tomó parte en el proceso como testigo.
BIOGRAFÍA: Francesc Boix i Campo nació en Barcelona (Cataluña), el 31 de agosto de 1920.
Su padre, Bartolomeu Boix era un sastre del barrio del Poble-Sec que tenía, en la parte trasera de su tienda, un estudio fotográfico donde Francesc empezó su aprendizaje en el moderno universo de la fotografía, algo que le salvaría la vida.
En 1934, a la edad de 14 años, entró como aprendiz en la casa de fotografía Romagosa. En 1936 trabajaba en la revista Juliol, de las Joventuts Socialistes Unificades.
A finales de 1937 se incorporó al ejército de la República, siendo destinado a la 30ª División, que combatió en el frente de Aragón y en la zona del río Segre, durante la Guerra Civil Española, donde realizó numerosas fotografías. Al final de la Guerra, con la derrota de la República, se convirtió en uno de los miles de refugiados que cruzaron la frontera francesa por los Pirineos. Fue internado con 19 años en los "campos de internamiento" franceses de Vernet d'Ariège i en el de S'etfons.
En septiembre de 1939, para poder salir de los campos, se apuntó a la 28ª Compañía de Trabajadores Extranjeros. Tras la caída de Francia en junio de 1940, Boix fue hecho prisionero por los alemanes e internado en el campo de concentración de Mauthausen el 27 de enero de 1941, junto con otros miles de excombatientes republicanos.
Fue destinado al Servicio de Identificación del campo (Erkennungsdienst), que además también se dedicaba a fotografiar a los muertos por arma de fuego, suicidios, accidentes y a los eventos y visitas al campo.
Contaba con una cámara Leica con la que se dedicaba a fotografiar el día a día. Francesc buscó la colaboración de otros presos, como Antonio García Alonso o Jacint Cortés, para esconder miles de fotos y negativos de las actividades de los SS del campo.
Tras la liberación al fin de la Guerra, Boix se instaló en París donde enseñó algunas fotos a publicaciones del Partido Comunista. Esto convirtió a Boix en el único testigo catalán en los Juicios de Nuremberg (20 de noviembre de 1945-1 de octubre de 1946), ya que sus fotografías se convirtieron en pruebas gráficas que demostraron los crímenes nazis.
Boix trabajó como reportero gráfico para varias publicaciones, destacando L'Humanité, del PC francés. También escribió un manuscrito titulado "Spaniaker" sobre sus vivencias en Mauthausen, que entregó al escritor André Wurmser y acabó perdiéndose, tras la muerte de este último. Francesc Boix murió en París (Francia), el 7 de julio de 1951, como consecuencia de una tuberculosis que había contraído en el campo de concentración.
Fotos: Dominio público (Wikimedia Commons)
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