
Terrible.
Pero a principios de los años treinta, con la llegada de Hitler al poder, la salida de la crisis económica, el ascenso de Alemania, la recuperación del orgullo nacional, los desfiles triunfales y la belleza de los uniformes, resultaba extraordinariamente difícil no dejarse llevar por esa ola de optimismo y magnificencia.
Albert Richter lo vio claro mucho antes que otros y, valientemente, fue uno de los primeros que plantó cara. Cometió cinco "pecados" que el régimen nazi no le perdonó y que acabaron costándole la vida.
Se negó a:
1º Prescindir de su entrenador, de origen judío, Ernst Berliner.2º Hacer el saludo nazi.
3º Llevar la esvástica en su equipamiento durante las competiciones.
4º Participar en la II Guerra Mundial.
5º Seguir la ley que prohibía ayudar a un judío.
BIOGRAFÍA: Albert Richter nació en Colonia (Alemania) el 4 de octubre de 1912, siendo uno de los tres hermanos a los que se les daba bien la música: Charles (saxofón), Josef (clarinete) y él mismo, que estudió violín.
Trabajó con su padre en el negocio familiar dedicado a fabricar figuras de yeso y, en su tiempo libre, se dedicaba a entrenar en el velódromo de Colonia, a escondidas de su padre, que no estaba de acuerdo con esta actividad.
A la edad de 16 años, en una de estas carreras, Albert cayó y se rompió la clavícula. Ernst Berlinger, un judío ex campeón de ciclismo, se fijó en él y decidió entrenarlo.
Cuando en 1932, Richter venció en el prestigioso Gran Prix de París, estaba convencido que iría a los Juegos Olímpicos de los Ángeles. Pero como consecuencia de la ruina de las arcas alemanas, la Federación no podía permitirse el gasto de enviarlo a competir a los Estados Unidos.
Decidió entonces pasarse al ciclismo profesional e instalarse en París, la Meca del ciclismo. Vio con decepción el ascenso del nacionalsocialismo y de su líder, Adolf Hitler.
Participó en los Campeonatos del Mundo de Ciclismo en Pista, organizados por la Unión Ciclista Internacional (UCI), subiendo al podio ininterrumpidamente entre 1933 y 1939. Durante este periodo, siempre se negó a lucir la esvástica en su ropa deportiva y a su entrenador se le prohibió entrenarle en 1934 y se vio obligado a exiliarse a Holanda.
Albert, tras la invasión de Polonia en septiembre de 1939, decidió huir de la movilización a filas e instalarse en Suiza, donde no le faltaban amigos. Pero la Gestapo le esperaba en la frontera y lo detuvieron con la acusación de practicar contrabando con judíos. Fue encarcelado y ejecutado en Lörrach. Las autoridades nazis informaron que se había ahorcado al ser descubierto y avisaron a la familia para que no se les ocurriera hablar del tema.
Fotos nº 1, 2 4 y 6: Cortesía adn, Foto nº 3: Cortesía cyclemagacine, Foto nº 5: Cortesía mybeautifulparking
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