Él se inventó el término "reconcentración", que no eran más que campos de exterminio para la población civil cubana a base de hambre y de enfermedades. Los nazis aprendieron mucho de este hombre.
Todo empezó con la proclama dirigida al pueblo para que se dirigiera voluntaria y pacíficamente a la muerte:
"Todos los habitantes de las zonas rurales o de las áreas exteriores a la línea de ciudades fortificadas, serán concentrados dentro de las ciudades ocupadas por las tropas en el plazo de ocho días. Todo aquel que desobedezca esta orden o que sea encontrado fuera de las zonas prescritas, será considerado rebelde y juzgado como tal.
Queda absolutamente prohibido, sin permiso de la autoridad militar del punto de partida, sacar productos alimenticios de las ciudades y trasladarlos a otras, por mar o por tierra. Los violadores de estas normas serán juzgados y condenados en calidad de colaboradores de los rebeldes.
Se ordena a los propietarios de cabezas de ganado que las conduzcan a las ciudades o sus alrededores, donde pueden recibir la protección adecuada"
La reconcentración empezó el 16 de febrero de 1896 y consistía en encerrar a los campesinos para aislar a los independentistas, denominados por los españoles "insurrectos" o "rebeldes", e impedir que recibieran apoyo. Se estima que las víctimas fueron de alrededor de 300.000 civiles, incluyendo mujeres y niños, aunque algunos cálculos elevan la cifra a 500.000. Eso en una isla que contaba con alrededor de 1.800.000 habitantes. Interpelado Weyler por las consecuencias de la reconcentración, respondió:"¿Dice usted que los reconcentrados mueren de hambre? Pues precisamente para eso hice la reconcentración"
El Derecho Internacional Humanitario fue iniciado en 1820 con la firma del Tratado de Armisticio y Regularización de la Guerra, entre la Gran Colombia y la Corona Española.
"Un crimen de guerra es una violación de las protecciones establecidas por las leyes y las costumbres de la guerra, integradas por las infracciones graves del Derecho Internacional Humanitario cometidas en un conflicto armado y por las violaciones del Derecho Internacional. El término se define en gran medida en el Derecho internacional, incluyendo la convención de Ginebra. Los malos tratos a prisioneros de guerra y civiles y los genocidios son considerados crímenes de guerra.
Más detalladamente son los siguientes:
El asesinato, los malos tratos o la deportación para obligar a realizar trabajos forzados a la población civil de los territorios ocupados.
El asesinato o los maltratos de los prisioneros de guerra o de náufragos.
La toma y ejecución de rehenes.
El pillaje de bienes públicos o privados.
La destrucción sin motivo de ciudades y pueblos.
La devastación que no se justifique por la necesidad militar."
Fue nombrado marqués de Tenerife y duque de Rubí y, por tanto, Grande de España. También fue nombrado Caballero de la Orden del Toisón de Oro y le fue concedida la Cruz Laureada de San Fernando.
El 12 de agosto de 1898, Cuba alcanzó la independencia y España sigue sin aprender nada con respecto al derecho de libre autodeterminación de los pueblos, a los que pretende "españolizar" y someter actualmente al grito de "a por ellos". También encarcela a sus líderes acusándolos de delitos que nadie reconoce en Europa y mantiene una violencia mediática continua contra todo un pueblo para crear el odio necesario que justifique las acciones punitivas. Sí señores, hablo de Cataluña.
BIOGRAFÍA: Valeriano Weyler y Nicolau nació en Palma de Mallorca (Mallorca, España), el 17 de septiembre de 1838, siendo sus padres Fernando Weyler y Laviña, médico militar madrileño, y María Francisca Nicolau Bordoy.
Valeriano estudió en el Real Colegio Mayor de San Bartolomé y Santiago de Granada y, a continuación, en la Academia de Infantería de Toledo, graduándose como teniente en 1858.
Cuando, en agosto de 1861, el Presidente de República Dominicana Pedro Santana solicitó ser anexionado por España en un intento de impedir la invasión haitiana, Weyler tomó parte en los combates que vinieron a continuación. Fue condecorado con la Cruz Laureada de San Fernando. Se convirtió en un experto en la lucha en climas tropicales, con guerra de guerrillas donde los rebeldes eran apoyados por campesinos que les alimentaban y les informaban.
En 1878 fue ascendido a teniente general, por los servicios prestados durante las Guerras Carlistas y, hasta 1888 fue capitán general de Canarias, Cataluña, Vascongadas y Baleares sucesivamente. El 15 de marzo de 1888 fue nombrado capitán general de Filipinas, cargo que ocupó hasta 1891.
En febrero de 1896 fue nombrado capitán general de Cuba por el presidente Cánovas del Castillo. Sus órdenes eran claras: acabar con el independentismo cubano. No logró imponerse en la parte oriental de la isla donde los cubanos conseguían dominar el territorio con su guerra de guerrillas y sus cargas de machetes. La dispersión de las unidades militares, la mala alimentación y las enfermedades, diezmaban a las tropas españolas.
Weyler no tuvo ningún escrúpulo en implementar el sistema de reconcentración, hacinando y exterminando a la población civil cubana. Entre febrero de 1896 y marzo de 1898 causaron cientos de miles de muertos. Este genocidio sólo serviría para dar a Estados Unidos una excusa para echar a los españoles de una vez por todas de América. La nueva política buenista del general Ramón Blanco no sirvió ya para nada. A pesar de todo, Weyler fue premiado y reconocido por el Estado Español.
Weyler fue capitán general de Cataluña durante la Semana Trágica de Barcelona en 1909, Ministro de Marina, Ministro de Guerra, senador vitalicio y jefe del Estado Mayor del Ejército de 1916 a 1922 y de 1923 a 1925. Participó en la Sanjuanada de 1926 contra Primo de Rivera, aunque éste no se atrevió a encarcelarlo. Valeriano Weyler murió el 20 de octubre de 1930.
Fotos: Dominio público (Wikimedia Commons)
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