La ciudad del Vaticano, rodeada de la Italia fascista fue oficialmente neutral durante la II Guerra Mundial. Declinó efectuar un enfrentamiento abierto contra el nacismo y utilizó la diplomacia para trabajar por la paz. Y, como siempre ha hecho la Iglesia durante siglos, concedió favores a ambas partes para asegurarse una victoria final.
La antigua antipatía entre cristianismo y judaísmo no ayudó a que Pio XII denunciase claramente le persecución contra los judíos. En el Vaticano se organizaron Ratlines, pero también se rescató a miles de judíos. Se les escondió en monasterios, conventos y escuelas, y se les proporcionó documentación para facilitar su salida.
Alois Hudal fue rector del Pontificio Instituto Teutónico Santa Maria dell'Anima en Roma, el seminario para sacerdotes alemanes y austriacos. En diciembre de 1944, la Secretaría de Estado de la Santa Sede nombró a Hudal como funcionario encargado para visitar a los internados civiles germanoparlantes en Italia. Gracias al obispo, pudieron escapar criminales de guerra como Adolf Eichmann, Franz Stangl, Gustav Wagner, Alois Brunner o Josef Mengele.
El procedimiento consistía en proporcionar a los fugitivos dinero y documentos de identidad falsos de la Organización de Refugiados del Vaticano (Commissione Pontificia d'Assistencia). Gracias a estos documentos del Vaticano, los protegidos podían obtener un pasaporte personal del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que a su vez, permitía conseguir un visado.
El CICR tenía la obligación de investigar los antecedentes de los aspirantes a obtener un pasaporte, pero una carta de recomendación de un obispo era garantía más que suficiente.
Hudal murió convencido de que su lucha fue una causa justa, como manifestó en diversos escritos:
"La guerra de los Aliados contra Alemania no fue una Cruzada, sino una rivalidad entre sistemas económicos que habían luchado para conseguir la victoria. Fueron utilizados lemas como democracia, raza, libertad religiosa y cristiandad como anzuelo para las masas. Por todas estas razones, después de 1945 me sentía obligado a dedicar todo mi trabajo de caridad principalmente a antiguos Nacional Socialistas y Fascistas, especialmente a los llamados criminales de guerra."
Fue nombrado párroco en Kindberg, pequeña localidad al norte de Graz, donde se convirtió en un destacado especialista en liturgia, doctrina y espiritualidad de las Iglesias ortodoxas orientales de habla eslava. Hudal ingresó en el Colegio Teutónico de Santa Maria dell'Anima en Roma, donde fue capellán entre 1911 y 1913.
Obtuvo su doctorado en Sagradas Escrituras con su disertación "Las ideas religiosas y morales del Libro de Proverbios" en 1914. Ese mismo año pasó a la facultad de Estudios del Antiguo Testamento en la Universidad de Graz. Actuó como capellán militar durante la I Guerra Mundial (1914-1918). En 1923 fue nombrado rector del Collegio Teutónico di Santa Maria dell'Anima y, en 1930, consultor del Santo Oficio. Hudal se convirtió el principal representante de la Iglesia austriaca en el Vaticano. En junio de 1933 fue consagrado obispo titular de Aela. En esta época hizo pública su admiración sobre el nacionalismo pangermánico. Su refería a los judíos como la "raza semítica" que quería diferenciarse y dominar y denunciaba una conspiración de los banqueros judíos.
En 1937, Hudal publicó en Viena su libro "Los Fundamentos del Nacionalsocialismo", muy respaldado por la prensa alemana. Regaló a Hitler una copia con una dedicación manuscrita:
"El nuevo Siegfried de la grandeza de Alemania". A pesar de ello, la circulación del libro fue restringida en Alemania, puesto que el nazismo pretendía la desaparición del cristianismo. El libro de Hudal molestó en el Vaticano por oponerse a la política de Pío XI y el cardenal Secretario de Estado Eugenio Pacelli, frenando su carrera. Durante la II Guerra Mundial estuvo prácticamente exiliado en el Colegio Anima, sin acceso al Papa Pío XII ni a sus colaboradores más cercanos.
Hudal escribió en 1943 al gobernador militar de Roma, el general Stahel, solicitándole a suspender todas las acciones contra los judíos, por consideración al carácter especial de Roma.
Al fin de la II Guerra Mundial, Hudal se convirtió en organizador de la Ratline del Vaticano. Las actividades de Hudal fueron denunciadas en la prensa por el periódico católico Passauer Neue Presse en 1947. Finalmente, en 1952 se vio obligado a renunciar como rector de Santa Maria dell'Anima. El obispo se instaló en su residencia de Grottaferrata, cerca de Roma, donde se dedicó a escribir sus memorias. Alois Hudal murió en su residencia el 13 de mayo de 1963.
Fotos: Dominio público (Wikimedia Commons)
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